EL ejercicio de la Resiliencia
Agradezco a Dios la oportunidad de compartir la vida y la fe, con el grupo de niñas y adolescentes del hogar Trampolín, el mismo alberga a niñas y adolescentes víctimas de trata.
Cada día cuando una llega al hogar y se encuentra con realidades tan duras que vivieron las niñas, ve que el mundo es tan desigual e inhumano, mientras otras niñas están jugando, están siendo mimadas, amadas por sus familias y su entorno, hay otras que tienen que ser institucionalizadas, por diversas situaciones, pero delante de esa realidad ve el deseo de superar las heridas, el deseo de ser mejor, el deseo de querer tener una profesión, de ser una persona de bien.
En cada rostro, en cada sonrisa, en cada “Señito” (es así como llaman a las educadoras y a quien las visita) nos sólo descubro el rostro del Crucificado, descubro al Resucitado que se hace presente en cada una de estas vidas, si bien fragilizadas, al mismo tiempo llenas de esperanza.
Hermana Susana Reguerin